Se debe aprender a expresar las emociones de forma socialmente adecuada, en un tiempo adecuado y con los matices adecuados.
Éste es un proceso complejo que no siempre se consigue. De hecho, muchas personas tienen dificultades para adecuar la expresión de sus emociones a lo largo de su vida.
Por ejemplo, una persona a quien le suceda algo que la enoje profundamente podrá proceder de maneras diferentes:
Respondiendo instintivamente, por ejemplo agarrando lo primero que encuentre y tirándolo contra la pared o al suelo con rabia, como haría un niño/a de dos años en plena pataleta. Esta acción sería INADECUADA e INÚTIL.
Reprimiendo la expresión de la emoción, lo que supondría tragarse el enojo, y no expresarlo. Esta respuesta, si se reproduce de manera sistemática, puede tener como consecuencia un incremento de la tensión y puede desembocar en alteraciones de tipo psicológico (estrés, ansiedad...) o enfermedades psicosomáticas, por lo que NO ES RECOMENDABLE.
Conteniendo o regulando la expresión de la emoción, encontrando una manera adecuada de expresarla. Esta sería la RESPUESTA MÁS APROPIADA. De hecho, lo ideal sería que cada persona, a lo largo de su desarrollo y con la ayuda de las personas de su entorno cercano, pudiera encontrar una manera adecuada de expresar las diferentes emociones que siente, matizándolas en los casos en que sea necesario.
Este proceso de regular y contener las propias emociones y expresarlas de forma cocialmente adecuada se denomina autorregulación emocional.
- Es importante que los pequeños/as, a lo largo de su desarrollo, vayan aprendiendo en su relación, tanto con las personas adultas como con sus iguales, a contener las emociones y regular su expresión. Este será uno de los objetivos esenciales de la intervención educativa relacionada con el desarrollo afectivo.
Hay que tener presentes en este proceso de aprendizaje de la autorregulación emocional, DOS ASPECTOS:
- En primer lugar, que cada cultura condiciona la expresión de las emociones de diferente manera. Es decir, lo que es adecuado en un determinado grupo social y cultural, puede no serlo en otro. Por lo tanto, los niños y niñas aprenden a regular y a contener la expresión de sus emociones en función del grupo en el que se desarrollan.
- En segundo lugar, también hay que considerar el papel del lenguaje en todo el proceso de aprendizaje de la autorregulación emocional. Gracias al lenguaje los pequeños/as pueden, por ejemplo, disminuir su angustia en determinados momentos. El dominio del lenguaje les permite explicar lo que sienten. Este puede ser el caso de una niña de 4 años que, ante una situación estresante, se habla a sí misma para tranquilizarse, diciendo: "Papá ha dicho que volverá pronto para jugar conmigo". Poner palabras a lo que siente es básico para regular, contener y compartir sus emociones.
¡Tenlo en cuenta!
En una sociedad cada vez más diversa como la nuestra, es muy importante que tengáis conocimientos sobre cómo se expresan las emociones en diferentes culturas. Ya que esto os permitirá ahorraros malentendidos y lograr una convivencia más fácil y, al mismo tiempo, os ayudará a no caer en estereotipos erróneos.
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