Las rabietas, las pataletas y los berrinches son muy frecuentes en la primera infancia. Constituyen una parte normal del desarrollo del niño o la niña de 1 a 3 años, y tienen tendencia a desaparecer hacia los 4 años.
Se trata de comportamientos coléricos (llorar, gritar, echarse al suelo, dar patadas, quitarse la ropa...) mediante los cuales manifiestan su frustración por la incapacidad de hacer o conseguir algo que desean.
Un ejemplo de rabieta lo podemos ver en el siguiente vídeo:
¿Por qué se producen las rabietas?
A estas edades, los niños y niñas, cuando quieren una cosa, la quieren inmediatamente, no tienen espera. Si no consiguen lo que pretenden aparece la pataleta o la rabieta.
Se considera que el origen de la rabieta suele estar en un conflicto entre los deseos de autonomía del niño o niña y las limitaciones que se le imponen.
Hay otros factores que facilitan su aparición en un determinado momento, como por ejemplo: que la criatura no haya dormido lo necesario; que tenga hambre; que se sienta incómoda porque hace rato que no se le ha cambiado el pañal; o que esté enferma.
Este tipo de comportamientos aparecen a una edad en la que, aunque el lenguaje empieza a estar presente, no está todavía suficientemente elaborado como para poder expresar las necesidades y los sentimientos.
El miedo a crearle traumas al niño/a si se le niega algo que desea mucho, el intentar suplir o compensar con el hijo/a aquellas carencias que los progenitores tuvieron en su infancia o las pocas ganas de complicarse la vida, son algunas de las razones que llevan a muchas personas adultas a ceder ante los deseos y demandas del pequeño, sobre todo cuando las rabietas tienen lugar en espacios públicos.
¿Qué se puede hacer para evitar las rabietas?
- Hay que intentar evitar las situaciones y circunstancias que pueden ser fuente de frustración o que facilitan la aparición de rabietas, como hambre, sueño, exceso de actividad, etc.
- La escuela y la familia deben compartir normas razonables, claras y coherentes, independientemente de quien esté cuidando del niño o la niña.
- Se deben mantener las normas para que el niño o la niña tenga claro dónde están los límites.
- No hay que reforzar los comportamientos disruptivos. El pequeño busca la atención de los mayores y si la recibe mediante las rabietas, se le está indicando que esta es la mejor manera para conseguir lo que quiere.
- Hay que enseñarle a verbalizar sus sentimientos y expresar su frustración y su enfado de una forma mínimamente adecuada.
- Se le ha de ofrecer la posibilidad de elegir entre varias opciones, siempre que sea posible.
- Se debe avisar al niño/a, con tiempo, cuando vaya a producirse un cambio en una actividad rutinaria, para que pueda prepararse y hacerse a la idea.
Algunas pautas de actuación ante las rabietas
- Hay que mantener la calma, sin gritar ni zarandear a la criatura.
- No se ha de intentar razonar en el mismo momento, ya que probablemente no escuchará.
- No debe concedérsele en ese momento lo que quería, para no reforzar la conducta.
- No hay que darle otra cosa que sepamos que le gusta para que se calle, ya que lo pediría en cada rabieta.
- Intentar distraer al pequeño desviando su atención hacia otra actividad u objeto.
- Si no se logra controlar la rabieta, se puede adoptar una actitud de indiferencia y hacer como que se ignora su conducta.
- Se puede utilizar la técnica de tiempo fuera, dejándolo solo, para que se calme, en un espacio sin peligros durante unos minutos. Se calcula un minuto por año de edad.
- Si la escena ocurre en un sitio público, se ha de procurar llevarle a un sitio tranquilo y si fuera necesario, porque presente una actitud violenta, contenerle físicamente, sujetándolo pero sin hablarle ni mirarle.
- Una vez la rabieta ha finalizado, no se le debe castigar ni gritar, sino darle seguridad y afecto, y hacerle pensar y razonar sobre lo que ha pasado.
Ante las rabietas que son inevitables en estas primeras edades, no hay que preocuparse en exceso. En líneas generales se podría decir que:
- Es importante mantener la calma.
- Hay que evitar que la situación se convierta en una lucha con vencedores y vencidos.
- Se debe hacer comprender al niño o la niña que esta no es la manera de conseguir lo que quiere.
Para finalizar os dejo este vídeo donde una psicóloga clínica, asesora a los padres de una niña que muestra este tipo de comportamiento de manera constante.
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